08 diciembre 2013

En la recta final

Pues resulta que la época de fin de año ya empezó a calar, y no solo porque cuando se le antoja al clima que toca frío hasta mis huesos se congelan y no me dan ganas de nada; sino porque la paleta de colores en los atardeceres se mete hasta mi cerebro y hace corto circuitos sin mi permiso; también porque mis piernas constantemente me piden que vaya a caminar en pleno parque central y luego sentarme a leer algún libro que cargue en mi bolsa, antojo que gracias al gracioso y ocurrente alcalde de mi país es imposible satisfacerlo desde el año pasado.

Entre tantas señales que se presentan cuando mi cuerpo ya sabe que estamos en el período de nostalgia de fin de año, es cuando miro Serendipity casi a diario retornando a mis pensamientos y deseos de una historia de amor como la de ellos, inesperada, de ansiedad, y un final feliz... uuufffff!!! cuánto Hollywood en esa película! pero da igual, me empalaga los días.

Y así también mis berrinches nocturnos aparecen deseando la presencia de esa mi colchita de tripas, a quién poder decirle que no ronque para que me deje dormir y a quién pueda abrazar, acariciar, darle un par de manotazos sin querer y finalmente dejarlo sin sábanas... pero siempre que lo tenga a mi lado para cuando amanezca. Si si, tengo mi lado romántico, por ahí anda tratando de salir del encierro.

Un atardecer en medio de árboles, con tres suéteres encima, mi boina negra, y su mano sujetando la mía. O acostados en la grama enchamarrados, viendo sobre nuestras cabezas los fuegos artificiales, mirándonos a los ojos, mis ojos que te van a extrañar.


Ven!



Alguien que me quite de esta computadora, si, ya estamos en la recta final, pero todavía no es tiempo para hablar de los "propósitos de fin de año" o del resumen del 2013 o de ponerme muuuuyyyy melancólica y nostálgica, aun no es momento, mientras tanto me acomodo el suéter y me preparo para seguir disfrutando de lo que queda de diciembre, a agarrar fuerzas para el último tramo y sobre todo para afrontar lo que el 2014 me trae.

14 noviembre 2013

Cercanía de ausencia

No ha sucedido y ya siento nostalgia por estos días,
estas a la par mía, pero ya te siento tan lejos, a miles de kilómetros,
mientras puedo ver proyectado en el cielo todos tus sueños que harás realidad,
tu mano entre la mía pero tu alma situada en aquel lugar, cubierto de nieve.

Yo planificando mi próximo año, mientras el tuyo ya te tiene reservado
a 93,000 kilómetros de acá un lugar especial,
con los nombres de tus compañeros,
en tu nuevo apartamento,
nuevo trabajo,
nueva vida.

Me imagino esos últimos minutos,
constantemente pasando una y otra vez por mi mente,
mientras haces a un lado el cabello de mi frente
y limpias una lágrima que brota de mi ojo izquierdo,
me dices que todo va a estar bien,
no me quitas la mirada por saber cuanto tiempo,
me das un beso en la frente,
me abrazas...

Sueño con ese momento y ya no puedo dormir,
qué voy a hacer, cómo voy a reaccionar,
acaso me voy a quedar parada a un lado del camino,
sentada en el baúl de mi carro,
esperando a que las turbinas pasen sobre mi cabeza,
sobre mi cuerpo envuelto en ponchitos que me abrazan como si fueras tu,
mientras desapareces entre el frío congelado de un sábado por la madrugada.

O si finalmente mi sensibilidad por fin se apagará y todo será tan normal
como manejar un día a la oficina, trabajar, subirme al carro, regresar a mi casa,
sentarme, reflexionar, levantarme y hacer como que si nada pasó.

No lo se,

realmente no lo se.


Ni siquiera ha llegado el día, pero me sigo levantando por las mañanas con la misma terapia, con la expectativa, con el nerviosismo, contigo y sin ti.





Si, sufre más el que se queda.

07 agosto 2013

Escribo cuando...

Yo escribo solamente cuando estoy triste, 

cuando las cosas no salen como a mi me gustan,

cuando quiero decir lo que siento y no logro hacerlo con mi voz,

y también cuando ya me cansé de gastar saliva en ellas.


Escribo cuando se que no soy escuchada,

sobre todo cuando las palabras entran por un oído e inmediatamente salen por el otro,

cuando necesito recordar ciertas reglas, ciertos pensamientos,

cuando ya no se como hacer llegar el mensaje.


Escribo cuando no tengo nada que hacer,

cuando hay personas que rompen mi atmósfera,

cuando hay mujeres que les encanta entrar a territorio que no es de ellas,

y también cuando hay hombres que no les importa y dejan que ellas entren y paseen con toda libertad.


Plasmo mis ideas porque hay una revolución dentro de mi cabeza,

dejo salir esa verborrea que a veces no tiene sentido para los otros

pero para mi todo encaja perfectamente, hasta los puntos, comas y espacios.


Escribo cuando estoy triste porque es ahí donde se condensan todos mis sentimientos,

la alegría se vuelve utópica y la soledad es mi mejor amiga,

el enojo es tan duro como una turba corriendo a un ladrón,

y la dulzura les da el toque de realidad.


Escribo porque solamente ahí puedo ser quien realmente soy, 

sin fingir, 

sin reprimirme, 

sin ser lo que los otros quieren,

donde puedo ser exigente, controladora, emocional, compulsiva y real.





05 agosto 2013

Reparar las goteras

Porque ya me cansé de vivir con ese ruido de gotas que caen sin cesar y perturban las palabras que muchas veces estan a punto de encajar.

Ese charco de agua que se va formando alrededor de la cubeta, que se hace cada vez más grande y no me deja llegar al otro extremo en donde tengo tanto que hacer.

Y es que ¿no les cae mal que llevan todo el empuje, los ánimos, las emociones, los sentimientos a flor de piel y cuando estan a punto de unirlos y crear un chirmol, se queda en el arranque? y aunque se vuelva a dar una segunda oportunidad no es lo mismo, ya las ganas son otras, ya las ganas mutaron.

Cada vez llueve más fuerte y las goteras que no se repararon en el pasado ahora se unen a las nuevas que se han hecho con el tiempo.  Toca salir de la comodidad, asolearse y repararlas para evitar que se inunde,

que deje de llover por dentro y que se seque todo lo dañado.

Lección aprendida.















can't do the talking anymore

23 junio 2013

Coincidir

Esa vez, ese día que conocí a mi compañero de vida, ese día que coincidimos porque tenía que ser así...coincidir, no buscar; me animé a cruzar esa intersección y dirigirme a la calle llamada "una oportunidad más..." donde sabía que el miedo iba a ser mi acompañante al principio pero no me importaba estaba segura que había llegado ese momento de mi vida en el que quería darme un chance nuevamente.

Vivimos momentos de locura, 
risas, 
colores sepias, 
atardeceres azules, 
chaquetas de jeans, 
chapulines y chancletas en los charcos, 
películas proyectadas en su pared, 
tardes de lectura tirados en la grama de un lugar lejano, 
muchas tertulias (mis favoritas), 
citas en el cine que pasaban desapercibidas por nuestros ojos, 
partidos de basketball interminables,
nuestros bailes sincronizados cuando salíamos a parrandear,
conciertos de música nacional disfrutados desde la brincadera,

estar a la par suya y no recibir un solo abrazo...

...a veces, por no decir siempre, el día terminaba así, sin un abrazo...sin un beso.

Gozar de su compañía y al mismo tiempo saber que tiene un final,
disfrutar sus cálidos abrazos sin sabor y recordar que pronto se irá del país,
despertar a su lado y no aferrarme a uno de los mejores momentos,
acariciar su rostro y tenerlo tan lejos,
verlo a los ojos mientras estamos bajo la lluvia y que nunca volverá a suceder,

todos esos días coincidí con mi compañero de vida, el que ya no esta, el que decidió que me merecía algo mejor, el que nunca me dijo la verdad, el que se fue en busca de una vida mejor para los dos y nunca regresó, el que me tuvo bajo la manga para que nadie se enterara de lo nuestro.

El que solo coincidió y no llegó porque no se lo pedí.




18 junio 2013

¡Ay estas lluvias!

Ya han pasado unos cuantos meses, un montón mejor dicho, desde esa noche, ese día, madrugada y amanecer que dejaron una huellita en mi vida.  Y hoy precisamente mientras buscaba algo en los archivos de mi cuenta de correo me topé con un par de cositas que removieron mi cabecita e incomodaron mis pensamientos.

Rápidamente en mi garganta se empezó a formar un nudo, mis manos sudando frío y yo encerrada en 4 paredes sin poder hacer algo al respecto, sentí que estaba ahí nuevamente, leyendo y viviendo todo aquello que sucedió.  La lluvia trataba de romper el cielo afuera mientras adentro todo se distorsionaba.

Tengo todo lo que quiero, un buen trabajo que me gusta, un hobbie que más que trabajo llena la parte más importante de mi profesión, una familia increíble, buenos amigos, ¿entonces porque me encuentro con este sentimiento de dejadez? Estas ganas inmensas de volver a sentir lo que alguna vez sentí y no tener alguien cerca, son mentiras que uno no vuelve a querer o a amar como alguna vez lo hizo.

Claro que uno no puede vivir solo de las satisfacciones profesionales o de las amistades, también se necesita a esa persona con la que se puede compartir los logros en mis trabajos, a la que puedo inundar de abrazos, atascarlo de besos, tirarme en la grama y leer a su lado, ver películas incesantemente, viajar, manejar, probar todo tipo de comida, reír, caminar de la mano, ir a conciertos y brincar hasta adelante en el escenario, saltar charcos bajo la lluvia, dedicar canciones.

¡Ay estas lluvias! Que me traen a la Victoria enamoradiza de vez en cuando. Bienvenida...ya te extrañaba.




12 junio 2013

Y, ¡¿Qué se yo?!

Son estos cambios los que más temo en la vida,
cuando estoy envuelta en un ambiente de incertidumbre, dudas, nervios, ansiedad y demás.
Cuando finalmente decido dejar mi zona de comfort y me mudo a un nuevo lugar
donde constantemente me siento atacada e insegura de esas decisiones.

Donde los colores vivos comienzan a desvanecerse, ahí donde la realidad conspira, me busca, toca la puerta y da una última advertencia..."no es el momento indicado..." Analizo y trato de comprender pero no tengo tiempo, no quiero hacerle tiempo.

Me esfuerzo con sentimientos incluidos sin obtener la mitad de lo que me merezco, ¿acaso tengo que dejar de esperar algo a cambio, no es eso lo que todos dicen? No esperar nada para evitar las desilusiones...

Y, qué se yo?! Mientras Amos Lee retumba en mis oídos y los grillos cantan lo único que siento es que debo hacer algo al respecto; aunque mis entrañas no me lo permitan, no me lo autorizan.

Mejor embriaguemonos y brindemos hasta que el sol y la luna cuelguen de mis orejas y se queden conmigo, hasta que los amores platónicos dejen de serlo, hasta que los sapos bailen flamenco (como dice la canción), hasta que la violencia de este país se termine, hasta que me muera, hasta que me tomes en serio.


22 abril 2013

Y si...

Y si nos contagiamos de este mal incurable,
que nos desgasta,
que nos roba los sueños,
que nos deja débiles,
sin aliento alguno,
que nos arrastra por las banquetas.

Y si caemos en los brazos del olvido,
nos abandonamos,
ya no nos reconocemos,
ni siquiera los aromas,
nos abrazamos con nuestras espaldas,
derretimos las sonrisas.

Y si me dejo llevar por el dulce canto de la sombra,
por sus desagradables mentiras,
que me alejan,
por su astuta sabiduría,
por la agradable comodidad de no esforzarse,
por su ausencia de corazón.



Y si nunca lo sabrás?
y si se me apaga la emoción?
y si soy feliz?
y si te arrepentís?



Y si no me amas?

15 abril 2013

Sentir de más

El color ámbar oscuro que rebalsa mis pupilas,
un aire que no se puede respirar ni digerir,
piedras en mis pies, bloqueandome, haciendo más largo el atajo,
mi estómago jugando a las escondidas de la comida...


...que extraño.


Mis huellas dactilares buscando las texturas cariñosas,
la retina que sin control da vueltas buscando esa sonrisa,
las entradas a Jarabe de Palo que se quedarán guardadas en el cajón,
los tímpanos acostumbrándose a no escuchar esas cuerdas vocales.


El corazón discutiendo desde su ventana con el cerebro,
la música que suena sin cesar para no abandonarme en esta noche fría,
el sentimiento de sentir de más,
el aroma inconfundible que alborota a las mariposas...


...te extraño.


Ese es mi lugar, pero no pertenezco,
me alejas,
me ausento,
regreso,
me abrazas,
me endulzas,
me olvidas,
desaparezco,
me buscas,
me dejo,
me lastimas,
me revientas el corazón...


...me voy.

29 marzo 2013

Nudo en el alma

Con aquellas ganas de llorar y no saber porque.

Con las agallas en la mano y no hacer algo al respecto.

Con el corazón acelerado y sin formas de tranquilizarlo.

Con las ilusiones a flor de piel y sin alimento para cumplirlas.

Con la cama preparada y sin sueño para aprovecharla.

Con miles de consejos respecto al tema y no aplicarlos a mis días.

Con mis bolsillos vacíos,

con mi paz perturbada,

con mi nariz fría,

con taquicardia,



con un nudo en el alma.

27 enero 2013

Cuando de confesar se trata...

...soy de las que se maravilla y hace fiesta por cosas insignificantes,
como descubrir nueva música,
o admirar un atardecer que cauteriza las pupilas.

...soy de las que sonríe, porque mantiene en forma mi
mente y corazón, un ejercicio por excelencia infalible.

...soy de las que disfruta manejar, no importando si hay
mucho tráfico o si las calles están vacías; sentir ese ir y venir
de la velocidad bajo mis pies con la música favorita rebozando
sus notas en las bocinas del carro.

...soy de las que no necesita grandes cosas para entretenerse;
un buen libro, chocolate caliente, chamarras y mi rinconcito pueden
secuestrarme por horas.

Y por muy extraño que parezca, soy de las que pueden ser más melosas que la melcocha.

...soy de las que tiene una personalidad revoltosa, en un minuto te abraza
y al siguiente te quiere lejos.

...soy de las que cree 100% en su intuición femenina como su mano derecha,
le soy fiel a sus instintos y en ningún momento la dejo de escuchar.

...soy de las que crea muros entre su corazón y los que intenten acercarse a él,
sin permitir que sea lastimado, que sea engañado.

...soy de las que ya no se creen miles de historias que son inventadas para ganarse
mi confianza, mi afecto, mi ser; de las que no permiten que le vean la cara
de pendeja, no, no, no!


...se distinguir entre irme y quedarme, y esta vez opte por marcharme, alejarme; donde caben dos...solo hay espacio para dos, y ya entendí que mi lugar no es allí.

08 enero 2013

La prefiero compartida

El poder que tienen las calles de la zona 1 a esta hora para remover mi corazón y sacudir mi cabeza. Son las 6:05 am y este recorrido se esta volviendo una buena costumbre. Mi segundo hogar le digo yo, porque me ha visto crecer.

La luz pública amarillenta que le da un color muy para ella, un color de olvido, de vejez, de guarda secretos; quién sabe cuantas cuadras o kilómetros he recorrido con estos mismos pies y piernas, cuántas paredes han de saber mis historias que de repente salían de mi boca en forma de susurro para que sólo mi cabeza las pudiera escuchar.

Creo que me ha visto más triste que feliz, sin ser hoy la excepción.

Las calles sucias de la 9na, los olores fuertes que sólo con un respiro llegan hasta el cerebro pinchándolo, sus parques oscuros donde muchas parejas se juran amor eterno o donde los patojos se dejan llevar por sustancias estimulantes, la gente que nunca duerme, el vendedor de periódicos de la 12 calle, el imponente parque centenario que muchas veces y siempre me da un lugar cómodo y miles de historias para imaginar. Sus casas con los diseños que me enamoraron, las luces en el techo del edificio del centro (ahí viviré algún día me repito constantemente), el relajo de la 18 calle, las hamburguesas de la Ave. Elena, el edificio El Gastón que se lleva mis mejores recuerdos.

Esta zona 1 tan mía y tan de todos, tan mía que alberga mis más íntimos secretos, tan de todos que no me molesta porque a ella la prefiero compartida.

04 enero 2013

A medias

Estar despierta y sentir que estoy dormida,
Nadar y no tocar el agua,
Soñar contigo sin tu soledad,
Caminar sin rumbo encontrándome siempre con algo,
Hacer silencio con mi boca a punto de estallar,
Comprar un boleto aéreo con diez escalas,
Tener un dulce y no comérmelo,
Subirme a una hamaca y no balancearme,
Leer un libro sin terminarlo,
Comer lasagna en lugar de pizza sabiendo que mi favorito es el segundo,
Ganar un premio y no disfrutarlo,


Querer vivir y estar encerrada.