18 junio 2013

¡Ay estas lluvias!

Ya han pasado unos cuantos meses, un montón mejor dicho, desde esa noche, ese día, madrugada y amanecer que dejaron una huellita en mi vida.  Y hoy precisamente mientras buscaba algo en los archivos de mi cuenta de correo me topé con un par de cositas que removieron mi cabecita e incomodaron mis pensamientos.

Rápidamente en mi garganta se empezó a formar un nudo, mis manos sudando frío y yo encerrada en 4 paredes sin poder hacer algo al respecto, sentí que estaba ahí nuevamente, leyendo y viviendo todo aquello que sucedió.  La lluvia trataba de romper el cielo afuera mientras adentro todo se distorsionaba.

Tengo todo lo que quiero, un buen trabajo que me gusta, un hobbie que más que trabajo llena la parte más importante de mi profesión, una familia increíble, buenos amigos, ¿entonces porque me encuentro con este sentimiento de dejadez? Estas ganas inmensas de volver a sentir lo que alguna vez sentí y no tener alguien cerca, son mentiras que uno no vuelve a querer o a amar como alguna vez lo hizo.

Claro que uno no puede vivir solo de las satisfacciones profesionales o de las amistades, también se necesita a esa persona con la que se puede compartir los logros en mis trabajos, a la que puedo inundar de abrazos, atascarlo de besos, tirarme en la grama y leer a su lado, ver películas incesantemente, viajar, manejar, probar todo tipo de comida, reír, caminar de la mano, ir a conciertos y brincar hasta adelante en el escenario, saltar charcos bajo la lluvia, dedicar canciones.

¡Ay estas lluvias! Que me traen a la Victoria enamoradiza de vez en cuando. Bienvenida...ya te extrañaba.




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