02 mayo 2014

Mayo - #2: Waterloo

Lunes con sabor a viernes, no viernes con sabor a viernes...a dos días de mi cumpleaños, con poco trabajo y muchas ganas de hacer mil cosas, mi asesor de tesis aun no tiene respuesta de mi anteproyecto y los nervios empiezan a ceder.

Como no puede faltar, el día nublado y con las nubes cargadas de agua, mayo es una realidad con las tormentosas lluvias que caracteriza mi mes (en mi caso si aplica que las de este mes son lloronas, yo lloro por cualquier cosa).

Al salir del trabajo paso a traer a Jonathan Carrión para ir a grabar un podcast para esQuisses (mi delirio); espero a que caiga la noche para ir a la primera celebración de mi cumpleaños, cenita con el mero mero.

Pronto cumplo 27 y se acercan los 30, por dentro me siento como un año más, normal, no pasa nada, pero mi impaciencia de hoy y los cambios de planes a última hora me recuerdan que ya no soy aquella que le gustaba improvisar, nunca planear nada, dejarse llevar por lo que sucediera en el momento. Ahora soy agenda, hora, lugares, personas, como que si no me alcanzara el tiempo para nada y aprovecho hasta el último minuto.

Y bueno siempre suceden cosas que me hacen dar cuenta que no importa cuanto cambie la vida me tiene cosas lindas a la vuelta de la esquina, en menos de 5 minutos paso de estar enojada a llorar de la felicidad (ven, no es mentira que soy chillona, una prueba más).

Llegaron los primeros dos regalitos de cumple, una muñequita personificando esta foto:


Y uno de los retos para toda mi vida, un libro de 101 lugares para visitar en el mundo, una guía para viajeros aventureros y creativos. Prometí tachar cada uno de ellos, deseenme suerte (y sobre todo recen para que logre conseguir el dinero para poder cumplirlo).



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