Primero de mayo, inicia el mes, mi mes, que me trae un año más de vida, también el día del trabajo por lo que hoy descanso un poquito más de lo normal. Me despierto e inmediatamente siento un olor a delicioso café que me llama casi que hipnotizada a bajar al primer nivel, desayuno viendo el nuevo capítulo de Grey's Anatomy junto a mi hermana, soy feliz.
El plan del día, conquistar el club campestre la montaña junto al morenazo, como aquel 2 de enero del 2013 que no se va de mi memoria. La lluvia no impidió que pudiéramos subir a una casita de árbol, platicar, dormir la siesta y ver películas.
Es hora de regresar a casa mientras Amos Lee nos acompaña en el camino con su "Supply & Demand"
pero no sin antes pasar por un postrecito y una tertulia de dos horas y media, de esas que siempre regresamos a temas que hemos platicado antes pero que termina sacudiéndonos el cerebro y nos quedamos pensativos; soñamos despiertos y sonreímos.
Regreso a casa y toca arreglar un poco la cocina, pero solo un poco, en lo que el sueño se atreve a llegar a mis ojos.
Me recuesto en mis almohadas y puedo dar gracias a Dios que me dio aire para que mis pulmones funcionaran un día más. Soy feliz y Drexler con "Organdí" sonando en mi reproductor lo demuestra.
Y como diría Pau Donés: ¡Qué bonito es el amor...!
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