Cada año así empieza mi cumpleaños, mi mamá contando la historia de cuando nací: "tu papá se fue a trabajar porque yo le dije que no se preocupara, pero en cuanto llegó a Milpas Altas se tuvo que regresar porque yo ya estaba lista... a las 11:45 de la mañana naciste..." y yo sonrío porque me encanta que la cuente, ver su sonrisa y de imaginármela, de saber que cuando mi papá me cargó por primera vez la enfermera le preguntó que cuántos meses tenía (ni se imaginaban que era recién nacida).
Me gusta saber también que cuando mi mamá se enteró que estaba embarazada de mi, le pidió a Dios que fuera una mujer para que mi hermana no se quedara solita entre tanto varón, también a la Virgen le rezó con tantísima fe para que le enviara una nena, y nueve meses después confirmó que sus oraciones si son escuchadas y correspondidas, por lo que de segundo nombre me puso María.
Honestamente esa es mi parte favorita de mi cumpleaños, ya tengo 27 años y sigo sintiendo que tuviera 18, tener a mis papas en casa, celebrar estas fechas en familia y recibir el cariño de cada uno de ellos me hace sentir afortunada, soy afortunada!
Mi hermano mayor llegó desde tempranito para preparar la masa de la pizza, sip, en mi cumpleaños no se come otra cosa más que pizza y esta vez mi pancita iba a ser consentida por la pizza hecha en casa de mi hermano, que rara vez en la vida la he probado. Ver a mis sobrinos ayudarlo a poner los ingredientes, a mi mama tomándoles fotos, mi hermana metiendo las pizzas al horno, mi papa poniendo música, todo un relajo que me gusta presenciar.
Al final terminé rendida, con un corazón, y panza, contentos.
Fue un cumpleaños diferente, con sentimientos encontrados, un pizca de nostalgia y montones de emociones, pero creo que es una etapa diferente, una fecha que siempre me juega la broma y me cambia los planes y las expectativas, creo que para aprender que hay que vivir el día a día, soñar despierta pero siempre con los pies en la tierra.
En fin, bienvenido año #27!!!!
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