07 agosto 2013

Escribo cuando...

Yo escribo solamente cuando estoy triste, 

cuando las cosas no salen como a mi me gustan,

cuando quiero decir lo que siento y no logro hacerlo con mi voz,

y también cuando ya me cansé de gastar saliva en ellas.


Escribo cuando se que no soy escuchada,

sobre todo cuando las palabras entran por un oído e inmediatamente salen por el otro,

cuando necesito recordar ciertas reglas, ciertos pensamientos,

cuando ya no se como hacer llegar el mensaje.


Escribo cuando no tengo nada que hacer,

cuando hay personas que rompen mi atmósfera,

cuando hay mujeres que les encanta entrar a territorio que no es de ellas,

y también cuando hay hombres que no les importa y dejan que ellas entren y paseen con toda libertad.


Plasmo mis ideas porque hay una revolución dentro de mi cabeza,

dejo salir esa verborrea que a veces no tiene sentido para los otros

pero para mi todo encaja perfectamente, hasta los puntos, comas y espacios.


Escribo cuando estoy triste porque es ahí donde se condensan todos mis sentimientos,

la alegría se vuelve utópica y la soledad es mi mejor amiga,

el enojo es tan duro como una turba corriendo a un ladrón,

y la dulzura les da el toque de realidad.


Escribo porque solamente ahí puedo ser quien realmente soy, 

sin fingir, 

sin reprimirme, 

sin ser lo que los otros quieren,

donde puedo ser exigente, controladora, emocional, compulsiva y real.





05 agosto 2013

Reparar las goteras

Porque ya me cansé de vivir con ese ruido de gotas que caen sin cesar y perturban las palabras que muchas veces estan a punto de encajar.

Ese charco de agua que se va formando alrededor de la cubeta, que se hace cada vez más grande y no me deja llegar al otro extremo en donde tengo tanto que hacer.

Y es que ¿no les cae mal que llevan todo el empuje, los ánimos, las emociones, los sentimientos a flor de piel y cuando estan a punto de unirlos y crear un chirmol, se queda en el arranque? y aunque se vuelva a dar una segunda oportunidad no es lo mismo, ya las ganas son otras, ya las ganas mutaron.

Cada vez llueve más fuerte y las goteras que no se repararon en el pasado ahora se unen a las nuevas que se han hecho con el tiempo.  Toca salir de la comodidad, asolearse y repararlas para evitar que se inunde,

que deje de llover por dentro y que se seque todo lo dañado.

Lección aprendida.















can't do the talking anymore